miércoles, diciembre 21, 2005

Tocarle la cabeza al mono





En la ciudad de Mons (en la región valona de Bélgica, en la comunidad francófona) existe una curiosa tradición: tocar la cabeza del mono (le singe) para conjurar la suerte o para pedir que determinado deseo se cumpla.

Los que tenemos cierta tendencia a la superstición siempre damos con estos "amueltos", por doquier que vayamos.

Viví durante tres meses en Mons, en 1995, gracias a una beca universitaria del programa Erasmus, asisitiendo a unos cursos sobre gestión pública, como colofón de mis estudios universitarios, de licenciatura en Ciencias Políticas y Sociología primero y de Máster en Gestión Pública, después, ambos por la Universidad Autónoma de Barcelona.

De la experiencia de estudiar fuera de la propia Universidad (en esta caso fue en la FUCAM, Faculttés Catholiques de Mons) uno recuerda muchas cosas, la mayor parte positivas. En esencia a uno le queda una sensación de haber vivido en primera persona eso del esfuerzo por la integración en un medio cultural diferente. Siempre enriquecedor.

Lo de tocar la cabeza al mono es muy "montois" en sus orígenes, claro, pero la pequeña estatuilla de bronce del simio se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad y, parece una tontería, pero acercarse a la Grande Place y tocar la cabeza al mono te hace partícipe de la ciudad. Es algo parecido a lo que se dice que en Barcelona se consigue sólo bebiendo agua de la Fuente de Canaletes, en lo alto de la Rambla.

Si alguien se pregunta que le pedí al mono, de cabeza desgastada ante tanto toqueteo de paisanos y turistas, sabed que fue la prosperidad de un grupo político que aquel año configuró en La Roca del Vallés el amigo Francesc Mestre Andreu, que ya había sido alcalde en 1979-1983.

Recuerdo que también mandé a Francesc una postal del mono de Mons explicándole mi deseo.

El GIR, grup Independent de la Roca, que parecía a la vista de mucho una aventura política, tuvo su éxito, efectivamente, en las elecciones locales de 1995 en La Roca del Vallès. Francesc no volvió a ser alcalde, pero si se consiguio imprimir un nuevo signo a la alcaldia, que entonces asumió Romas Planas i Miró.

Para mi, siempre fue cosa del mono. Lo digo, ellos lo saben, desde el respeto y la simpatía por su proyecto de entonces.

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